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Cachichién el Ciempiés Volador

Cachichién con las patas de tanza
Había una vez un ciempiés que caminaba mucho todos los días. Se llamaba Cachicién.
Tanto caminaba que fue perdiendo las patas sin darse cuenta.
Sin embargo un día, cuando se quedó solo con siete patitas, pensó en ir al doctor.
El médico le dijo que le iba a poner patitas falsas de madera.
Cachichién en camino al médico
Cuando salió muy contento, se cayó de cara en la calle. No podía mover las 93 patitas de madera, estaban todas duras y parecía Pinocho.
Volvió arrastrándose al médico, quien le puso las patitas de tanza. Muy contento fue a la calle, pero se le engancharon entre dos adoquines. Tiró, y tiró, y perdío un par de patas.
Volvió al médico. Este era muy terco, y estaba decidido a resolver el problema.
Entonces se le ocurrió una idea brillante: le puso rueditas al ciempiés! Pero para que no se dé de bruces contra el edificio de enfrente, le agregó frenos. Y como el ciempiés era medio vago y no quería trabajar en las subidas, le puso un motorcito. Y para las vacaciones, también unas alas.
Finalmente, el ciempiés se convirtió en un avioncito feliz.

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