Y un día, en Tokio, logra que la nave despegue. Viaja por el espacio y se encuentra con un monstruo, que lo ve llegar a su estrella.
El monstruo sale corriendo a avisarle a todos para decirles que venía un astronauta desconocido.
El monstruo y todos sus amigos se esconden y cuando llega el astronauta le tiran piedrazos, pero no los siente porque, por suerte, tenía el traje espacial.
Carlos ahí se da cuenta de que hay marcianos y les dice: "Yo no soy malo, soy bueno; no les voy a hacer daño".
Los marcianos se levantan y se acercan a él.
Es un momento muy tenso.
Luego de un tiempo se fueron haciendo amigos. El astronauta entonces les dice, "me pueden dar una muestra de su planeta, por favor?"... Y con ella se vuelve a la Tierra.
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