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Mostrando entradas de enero, 2010

Astrid, la perra salvavidas

En las montañas del centro de Europa trabajaba Astrid, una perra con un collar que sostenía un barrilito de licor caliente. Un día, un grupo de gente se perdió en la montaña cuando una tormenta los cubrió de nieve. Para buscarlos, emplearon a muchos rescatistas y a la estrella, Astrid. Después de olfatear muchos días, finalmente se puso a ladrar cerca de una gran piedra, apuntando hacia abajo. El equipo de rescatistas comenzó a cavar con energía, sabiendo que pocas veces Astrid se equivocaba. Al rato, unos metros más abajo, escucharon gritos. El grupo de gente se protegió detrás de una roca y sobrevivió todo ese tiempo gracias a cosas que llevaban en la mochila. Lo primero que hizo Astrid fue darles de beber de su barrilito de licor. Y se ganó un hueso de premio.

Una Princesa con Escafandra

Había una vez en un país muy, muy lejano, una hermosa princesa que se llamaba Penélope, que estaba a punto de ser coronada reina. Toda su vida se había encargado de hacer lo posible para ser reina: estudió mucho, sacaba muy buenas notas, se bañaba todos los días, tenía buenos modales, comía toda la comida con educación y sin protestar, usaba las palabras mágicas ("por favor" y "gracias") y ayudaba mucho a toda la gente. También aprendió esgrima. Pocos días antes del gran evento, la malvada bruja hechicera Jacinta Pichimahuida pensaba y pensaba como evitar que Penélope sea reina, la odiaba con toda su alma. ¡¡¡¡Se le acababa el tiempo!!!!

El Pajarito Berto y los Melones

Había una vez un pajarito que se llamaba Berto, al que le encantaban los melones (en especial las semillas). Él iba a robar melones a una granja de melones todos los días tempranito a la mañana. Después de unas semanas, el granjero se dio cuenta y decidió que no lo iba a permitir más. Obvio, puso un espantapájaros.

Una Noche de Miedo en Marcos Juárez

Acabamos de salir de Marcos Juárez, Cordoba. Nunca nos vamos a olvidar de lo que vivimos allí. Fue una gran aventura. Tres días atrás se rompió el auto, ¡se nos había pinchado una rueda!. Vimos una casa y nos bajamos a pedir ayuda, entramos a la casa y estaba todo oscuro. Después gritamos -¿Hay alguien?, escuchamos el eco.

Los Habitantes de los Planetas

Planeta 1 Había una vez un planeta muy lejano que giraba alrededor de una estrella también muy lejana. Este planeta era requetefrío por la distancia que había hasta su sol. Y también la gravedad era muuuuy fuerte. ¿Cómo eran los habitantes del planeta? Por el frío, eran muy peludos. Por la gravedad, bajos y anchos. Eran como tortugas peludas gigantes, con ojos súper grandes porque había poca luz (estaba lejos de su sol), y algunos tenían un palito colgando delante con una luz como algunos peces del fondo del mar en la Tierra. Planeta 2 Este planeta era muy pequeño y cercano a su estrella. Tan cercano que sus habitantes sufrían de dos gravedades, y quedaban con forma de reloj de arena: una base ancha, una cabeza ancha, y un cuerpito finito. Por el calor tenían un sistema de reciclado de sudor y orina para mantenerse vivos. Cada tanto iban al lado oscuro del planeta a buscar más agua. Sus ojos eran requete chiquitos, porque el sol los lastimaría.

Vestidos de Colores para la Princesa

Había una vez una princesa que tenía vestidos de todos, todos los colores. Y cada color contagiaba a los que la veían de un estado de ánimo, alegría, tristeza, felicidad, melancolía... Pero ella no lo sabía. Caminaba por los pasillos del castillo, por las calles del pueblo, y transformaba a la gente por un ratito. Un día se puso el vestido más triste que tenía, y no sabía por qué pero todos lloraban a su alrededor. No le gustó el vestido y no lo usó más. Otra vez se puso uno que hizo que todos se mueran de risa... Ese le gustó bastante, pero también la agotó. No podés estar todo todo el tiempo con gente que se ríe sin parar! Pero un día en particular se cruzó con la bruja de la región. Todas las regiones tienen una. Y esta bruja le quiso comprar el vestido de la tristeza... La princesa, tan buena que era, se lo regaló. Y la bruja se lo puso enseguida... Tan fuerte era el poder que hasta la princesa lloró. Y todos los demás también lloraron. Durante varios años, la tristeza