Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2010

Squeaky, la Ardilla Comilona

Había una vez una ardillita que se llamaba Squeaky. Ella vivía en un árbol muuuy alto de bellotas, y todos los días se comía una gran cantidad en el desayuno. Porque como dicen, "hay que desayunar como un Rey, almorzar como un Príncipe y cenar como un Mendigo". Y a Squeaky le encantaban los dichos. Un día muy frío, el árbol dejó de dar bellotas. Squeaky se empezó a preocupar porque no tenía qué comer. Fue a otros árboles pero no encontró comida que le gustó. Tampoco que encontró comida que no le gustó. Finalmente aprendió una gran lección: comer cinco o seis bellotas por día para poder guardar para cuando hiciera mucho frío.

El Gusano Ojolar

Hace unos cuantos meses, un gusano salió de su cueva a buscar comida, porque estaba preparándose para hibernar. Era otoño y solo quedaban unas plantitas con hojas verdes. No era un gusano común. Era un gusano ojolar, de esos gusanos que tienen los ojos muy grandes en las puntas de dos antenitas. Era de color azul y violeta. Esos ojos tan saltones le permitían ver a través de las cosas, y el gusano se divertía espiando a las gusanitas. De tanto espiar, se le vino encima el invierno. Y no había juntado nada de comida. Pasó un invierno muuuy duro, sin comer casi nada, terminó taaan flaco que aprendió una dura lección: hay que divertirse pero también trabajar.

La Casa de los Sustos...

Nadie salió nunca de esta casa... Hay una mezcla de Frankenstein y ogro en la puerta... Una tumba con un gato negro... Un árbol muerto con un búho... Telas de arañas... Pero no veo las arañas... Espero que no me persiguan... La puerta es doble, muy antigua... Un ventanal gigante... Y todo a la luz de la luna... Que en vez de romántica parece tenebrosa sobre esta casa de los sustos...

¡Viva la Naturaleza!

En un lugar muuuuy lindo, dentro de África, había estaba lleno de plantas, aves, etc. Las aves ponían sus huevos en nidos en árboles, las flores crecían y florecían todo el tiempo, y los gusanitos se transformaban en hermosas mariposas. En un momento los árboles les dieron muuuucha sombra a las flores, de tan grandes que estaban. Y las flores no florecieron más. Y las mariposas necesitaban de las flores, así que nunca nacieron. Además, este árbol en particular tenía un nido en particular, pero que estaba por caerse. Y los huevos se romperían. La mamá pájaro, muy preocupada, le empezó a cortar un poco las ramas al árbol con su pico. Así consiguió que el árbol pese menos y los huevos no se caigan. Además, les dio sol a las flores que les dieron alimento a los gusanitos y orugas y permitieron que nazcan las mariposas. Y el ciclo continuó, gracias a la mamá pájaro.

Un Pueblo en el Mar

Hace muchos, muchos años el Océano Pacífico era lugar increíble. La naturaleza había creado miles de peces diferentes que vivían en armonía. Hasta que el Hombre empezó a generar basura. Todo comenzó cuando se fundó un pueblo sobre el mar... Este pueblo fue creciendo gracias a la buena pesca y el clima amigable. Pero los habitantes del pueblo no sabían que ese mismo crecimiento, basado en el mar, estaba destruyéndolo. La gente se hizo cada vez más rica y comenzó a consumir más cosas. Cada vez que usaban algo, generaban deshechos, basura. Y el mar era tan grande que no parecía un problema tirar todo eso allí. De a poco, algunos peces iban muriendo intoxicados. Animales más grandes como los delfines podían sufrir más: comían plásticos que los asfixiaban. Con menos peces, la actividad pesquera se complicaba. Pero había que seguir. Y los barcos se metían más adentro del mar. Y así, también desaparecían los peces de mar adentro. Y también todos los animales que de ellos dependían