Había una vez un conejo llamado Rodolfo. Él vivía en una cueva entre las rocas.
Un día se fue a caminar y encontró muchas zanahorias, pero como no las podía sacar pidió ayuda. Los únicos animales que vio fueron unos escarabajos, que le pareció que eran malos.
Al día siguiente, Rodolfo volvió a salir a pasear porque necesitaba las zanahorias. Tiró de ellas y no las podía sacar, así que les pidió ayuda a los escarabajos.
"Me pueden ayudar a sacar zanahorias?", preguntó.
Con voz ronca le contestó "No, si yo soy MALO".
Y entonces el conejo salió corriendo y ellos lo perseguían. El conejo, como era más inteligente que los escarabajos, se quedó quietito en un lugar porque ellos se habían separado. Vinieron cada uno por su lado corriendo rápidamente y apuntando a clavarle el cuernito que llevan en la cabeza...
Cuando estaban a punto de chocarlo, Rodolfo saltó y se escapó.
Los escarabajos se chocaron y el conejo sacó zanahorias haciendo mucha fuerza. Se fue a su casa e hizo una rica sopa de zanahorias.
Un día se fue a caminar y encontró muchas zanahorias, pero como no las podía sacar pidió ayuda. Los únicos animales que vio fueron unos escarabajos, que le pareció que eran malos.
Al día siguiente, Rodolfo volvió a salir a pasear porque necesitaba las zanahorias. Tiró de ellas y no las podía sacar, así que les pidió ayuda a los escarabajos.
"Me pueden ayudar a sacar zanahorias?", preguntó.
Con voz ronca le contestó "No, si yo soy MALO".
Y entonces el conejo salió corriendo y ellos lo perseguían. El conejo, como era más inteligente que los escarabajos, se quedó quietito en un lugar porque ellos se habían separado. Vinieron cada uno por su lado corriendo rápidamente y apuntando a clavarle el cuernito que llevan en la cabeza...
Cuando estaban a punto de chocarlo, Rodolfo saltó y se escapó.
Los escarabajos se chocaron y el conejo sacó zanahorias haciendo mucha fuerza. Se fue a su casa e hizo una rica sopa de zanahorias.
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