Hace muchos, muchos años el Océano Pacífico era lugar increíble. La naturaleza había creado miles de peces diferentes que vivían en armonía.
Hasta que el Hombre empezó a generar basura.
Todo comenzó cuando se fundó un pueblo sobre el mar... Este pueblo fue creciendo gracias a la buena pesca y el clima amigable.
Pero los habitantes del pueblo no sabían que ese mismo crecimiento, basado en el mar, estaba destruyéndolo.
La gente se hizo cada vez más rica y comenzó a consumir más cosas. Cada vez que usaban algo, generaban deshechos, basura. Y el mar era tan grande que no parecía un problema tirar todo eso allí.
De a poco, algunos peces iban muriendo intoxicados. Animales más grandes como los delfines podían sufrir más: comían plásticos que los asfixiaban. Con menos peces, la actividad pesquera se complicaba. Pero había que seguir. Y los barcos se metían más adentro del mar.
Y así, también desaparecían los peces de mar adentro. Y también todos los animales que de ellos dependían, incluídas las gaviotas. Y las plantas, tanto marinas como terrestres, que recibían abono de las gaviotas también empezaron a desaparecer.
El momento más triste fue cuando desapareció la última de las ballenas azules.
Y el más extraño, ver una lata de atún cayendo hacia el fondo del mar, pasando por los esqueletos de varios atunes.
El pueblo empezó a tener problemas. No había más pesca, y los cultivos terrestres morían y no volvían a crecer.
La gente creía que era una maldición.
Pero no. Era simplemente la consecuencia de su despreocupación. La consecuencia de que no cuidaran la Tierra.
Tal vez podían recuperarla...
Hasta que el Hombre empezó a generar basura.
Todo comenzó cuando se fundó un pueblo sobre el mar... Este pueblo fue creciendo gracias a la buena pesca y el clima amigable.
Pero los habitantes del pueblo no sabían que ese mismo crecimiento, basado en el mar, estaba destruyéndolo.
La gente se hizo cada vez más rica y comenzó a consumir más cosas. Cada vez que usaban algo, generaban deshechos, basura. Y el mar era tan grande que no parecía un problema tirar todo eso allí.
De a poco, algunos peces iban muriendo intoxicados. Animales más grandes como los delfines podían sufrir más: comían plásticos que los asfixiaban. Con menos peces, la actividad pesquera se complicaba. Pero había que seguir. Y los barcos se metían más adentro del mar.
Y así, también desaparecían los peces de mar adentro. Y también todos los animales que de ellos dependían, incluídas las gaviotas. Y las plantas, tanto marinas como terrestres, que recibían abono de las gaviotas también empezaron a desaparecer.
El momento más triste fue cuando desapareció la última de las ballenas azules.
Y el más extraño, ver una lata de atún cayendo hacia el fondo del mar, pasando por los esqueletos de varios atunes.
El pueblo empezó a tener problemas. No había más pesca, y los cultivos terrestres morían y no volvían a crecer.
La gente creía que era una maldición.
Pero no. Era simplemente la consecuencia de su despreocupación. La consecuencia de que no cuidaran la Tierra.
Tal vez podían recuperarla...
Quien le puso los nombres a los cuentitos?
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