Había una vez un planeta todo marrón, muy pero muy caliente, donde no había vida. El planeta se llamaba Mercator, y estaba cerca de la constelación de Betelgeuse.
¿No había vida en Mercator? Mentira!!! Sí había.
En un lugar en el polo norte del planeta, el lugar más frío, algo raro ocurría.
Cada año aparecía un poco de tierra verde, en la estación más fresca. Y unos días después (los días en Mercator duran 86 horas), se empezaban a ver manchitas violetas.
Siempre, pero siempre, cuando se juntaban las tres lunas en el cielo, las manchitas se convertían en flores. Pero eran flores tristes. Eran las flores más hermosas del mundo. Pero no tenían nadie que las admirara.
¿Irías a Mercator a admirarlas?
1. Sí, me tomaría una nave espacial e iría ya mismo.
2. No, prefiero quedarme leyendo el cuento de Los Caramelos del Ratón Jerry.
¿No había vida en Mercator? Mentira!!! Sí había.
En un lugar en el polo norte del planeta, el lugar más frío, algo raro ocurría.
Cada año aparecía un poco de tierra verde, en la estación más fresca. Y unos días después (los días en Mercator duran 86 horas), se empezaban a ver manchitas violetas.
Siempre, pero siempre, cuando se juntaban las tres lunas en el cielo, las manchitas se convertían en flores. Pero eran flores tristes. Eran las flores más hermosas del mundo. Pero no tenían nadie que las admirara.
¿Irías a Mercator a admirarlas?
1. Sí, me tomaría una nave espacial e iría ya mismo.
2. No, prefiero quedarme leyendo el cuento de Los Caramelos del Ratón Jerry.
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