Había una vez un loro pirata de juguete, que colgaba del techo de la habitación de un nene. Tenía una boca inmensa, de color naranja oscuro.
Era un loro muy alegre, tanto que parecía vivo.
El nene era muy bueno, así que muchas cosas que deseaba, se le cumplían.
Un día deseó que el loro tuviera vida.
Y vida tuvo al día siguiente!
Pero no solo estaba vivo: se había convertido en un loro muy particular.
Era un loro parlanchín.
Pero no solo parlanchín! Era inteligente, y podía mantener una conversación.
Ese primer día el nene le preguntó "Cómo estás?", y en vez de responder, como todos los loros, "Cómo estás?", esté contestó "Bien, y vos?".
A cada pregunta contestaba algo inteligente, y una nueva pregunta.
Pocos días después se corrió la voz por el barrio: había un loro pirata parlanchín inteligente!!!!
Y la noticia llegó al dueño de un circo que necesitaba un nuevo acto para atraer público.
Un día, este dueño se metió en la casa del nene a robarse el loro... Y se lo llevó.
Lo puso en una jaula y trató de que hablara. Pero el loro pirata, muy terco, no dijo ni pío ni muuu.
Varios días esperó, hasta que se cansó y el cirquero decidió no darle de comer más. Un par de días después, cuando se despertó, vio al loro echado en la jaula. No estaba durmiendo, así que, cansado, lo tiró a la calle.
El loro, que se había hecho el muerto, empezó a aletear y fue hasta la casa del nene volando. No se imaginan la alegría de ambos cuando se vieron de nuevo!
Colorín colorado, este cuento ha terminado.
Era un loro muy alegre, tanto que parecía vivo.
El nene era muy bueno, así que muchas cosas que deseaba, se le cumplían.
Un día deseó que el loro tuviera vida.
Y vida tuvo al día siguiente!
Pero no solo estaba vivo: se había convertido en un loro muy particular.
Era un loro parlanchín.
Pero no solo parlanchín! Era inteligente, y podía mantener una conversación.
Ese primer día el nene le preguntó "Cómo estás?", y en vez de responder, como todos los loros, "Cómo estás?", esté contestó "Bien, y vos?".
A cada pregunta contestaba algo inteligente, y una nueva pregunta.
Pocos días después se corrió la voz por el barrio: había un loro pirata parlanchín inteligente!!!!
Y la noticia llegó al dueño de un circo que necesitaba un nuevo acto para atraer público.
Un día, este dueño se metió en la casa del nene a robarse el loro... Y se lo llevó.
Lo puso en una jaula y trató de que hablara. Pero el loro pirata, muy terco, no dijo ni pío ni muuu.
Varios días esperó, hasta que se cansó y el cirquero decidió no darle de comer más. Un par de días después, cuando se despertó, vio al loro echado en la jaula. No estaba durmiendo, así que, cansado, lo tiró a la calle.
El loro, que se había hecho el muerto, empezó a aletear y fue hasta la casa del nene volando. No se imaginan la alegría de ambos cuando se vieron de nuevo!
Colorín colorado, este cuento ha terminado.
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