Había una vez una nena muuuy mala. Su nombre era Luz. Le encantaba molestar a los demás.
Su peor enemiga era Ornela. Se odiaban porque en primer año Ornela le hizo "Bombacha China" a Luz. Así comenzó su batalla.
Se odiaban tanto que en todos los recreos de la escuela se pegaban y se molestaban mucho mucho.
Ornella se hacía peinados muy lindos y Luz le tenía muuucha envidia. Tanta, que todo el tiempo la buscaba para molestarla y, sobre todo, despeinarla!
Así convivieron siete años en la escuela, hasta que un día sus papás se hicieron amigos. Y decidieron viajar juntos a Finlandia (el país, no el queso). Ornella y Luz tuvieron que ir con sus papás.
Los primeros dos días fueron terribles: no se hablaban, ni se miraban. Cada una comía cosas distintas de la otra, y siempre querían hacer lo contrario. En el auto, una miraba para la derecha, y la otra para la izquierda. Tenían como un radar, porque apenas una giraba la cabeza, la otra también. Y si se cruzaban las miradas, se refregaban los ojos como limpiándoselos.
Al tercer día de vacaciones estaban muy aburridas porque sus papás habían ido al casino. Sin querer, las dos se pusieron, al mismo tiempo a jugar a lo mismo: a la rayuela. Cuando terminaron de dibujar cada una su rayuela, se encontraron con que ambas se habían unido.
Pensaron que era el fin del mundo, ¿cómo resolverían este conflicto sin pelearse? ¿Quién borraría su rayuela para hacerla en otro lado?
Cada una se sentó en el piso a pensar.
Pensaron, pensaron, y decidieron competir en un juego único de rayuela y que la que pierda borrara la suya.
En la mitad del juego se estaban riendo como nunca se habían reído. Cuando se dieron cuenta, ya eran súper amigas.
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