Había una vez un señor muy pelado que se llamaba Cucu. Tomaba mucha cerveza. Su mejor amigo era Puntitos, un cuadrado amarillo lleno de puntos.
Un día, estaban jugando al básquet, y a Cucu se le ocurrió tomar un poco de cerveza. Y apareció Sombrerín, un niño con un sombrero rojo. Le gustaba jugar pero como nadie era su amigo tenía una serpiente asesina.
A la serpiente le encantaba la cerveza, y siempre se la sacaba a Cucu. La serpiente se metía en los puntitos de Puntitos y le hacía cosquillas hasta que vomitaba. Suerte que Puntitos no tomaba cerveza porque sería un asco.
Un día, Cucu le dijo a la serpiente: "pará Serpiente, me cansaste!!!!". Y agarró la lata de cerveza y se la tiró por la cabeza. La serpiente se desmayó y durmió un buen rato. Para decidir si la despertaban, hicieron una competencia hacia la Luna, en nave espacial. A la cuenta de tres salieron volando:
- Uno, dos, tres!!!!! Al infinito y más allá!!!!!
Llegaron a la luna y como Puntitos había salido antes que ellos les dijo que él había ganado. Pero en realidad fue un empate. Y la Serpiente se quedó medio despierta, medio dormida.
Finalmente, se hicieron amigos y todos vivieron felices por siempre.
Un día, estaban jugando al básquet, y a Cucu se le ocurrió tomar un poco de cerveza. Y apareció Sombrerín, un niño con un sombrero rojo. Le gustaba jugar pero como nadie era su amigo tenía una serpiente asesina.
A la serpiente le encantaba la cerveza, y siempre se la sacaba a Cucu. La serpiente se metía en los puntitos de Puntitos y le hacía cosquillas hasta que vomitaba. Suerte que Puntitos no tomaba cerveza porque sería un asco.
Un día, Cucu le dijo a la serpiente: "pará Serpiente, me cansaste!!!!". Y agarró la lata de cerveza y se la tiró por la cabeza. La serpiente se desmayó y durmió un buen rato. Para decidir si la despertaban, hicieron una competencia hacia la Luna, en nave espacial. A la cuenta de tres salieron volando:
- Uno, dos, tres!!!!! Al infinito y más allá!!!!!
Llegaron a la luna y como Puntitos había salido antes que ellos les dijo que él había ganado. Pero en realidad fue un empate. Y la Serpiente se quedó medio despierta, medio dormida.
Finalmente, se hicieron amigos y todos vivieron felices por siempre.
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